Opeth no hace nada nuevo.
Lo que tiene a la banda en esta posición es la capacidad para incorporar una cantidad infinita de elementos musicales y auditivos ya existentes y utilizarlos para construir complejas melodías que rayan en el filo de la perfección. Opeth toma elementos de otros géneros y de otras bandas. La estructura y la atmosfera del Death Metal Noruego, La melodía del Death Metal sueco, El flujo y el sentido del ritmo del Blues, la densidad del Heavy Metal, la velocidad del Trash, etc. La agrupación de Mikael Akerfeldt y compañía toma todos los elementos y los pule hasta que brillan como pocas veces han brillado y una vez que tiene la ejecución perfecta los fusiona con otra cosa que fue creada con el mismo estándar de calidad y excelente para crear una experiencia única e inolvidable.
“Ghost of Perdition”, “the Baying of the Hounds”, “The Grand Conjuration”, etc. son canciones que te llevan a un viaje a través de todos los experimentos auditivos que han hecho del Heavy Metal un movimiento auditivo y cultural ciertamente anómalo e inusual pero indudablemente genial.
Además Opeth juega con el espectro de las emociones, avanzando aparentemente sin temor o duda de la ira al afecto, de la avaricia a esperanza e incluso enunciado la dicotomía entre la muerte y el amor.
“Ghost Reveries” es uno de los más grandes experimentos en la historia del Metal. Un experimento que cuyo resultado fue simplemente…brillante.
