jueves, 20 de agosto de 2009

AnarchPod #1

De todo hay en la viña del señor, dicen por ahí. Me consta, y mucho.

Como a alguien se le ocurrió decir que entre gustos rompen géneros, ahora resulta que va a estar mal que me ponga a criticar otros estilos de vida, ¿Sí? ¡Pues mírenme hacerlo!


Olvídense de la música por un segundo y analicemos nuestras maneras de vivir. Cada miserable día que pasa vamos creando lo que de ahora en delante llamaremos como “Doña/Don Yo”. Qué comemos, a dónde vamos, con quién convivimos, etcétera, etcétera… Y sí, lo sabías, qué escuchamos.


Comencemos con lo indispensable, no te preocupes por considerar que un género musical es mejor que otro, pues no es así. Tampoco te vamos a quitar tu tiempo discutiendo por que la tuba de la Banda tiene mejor o peor sonido que el triángulo eléctrico de algún grupo Indy, tranquilo.
Aquí es donde tomamos a la praxis los refranes de hace un momento. Vámonos por partes.


¿Ustedes qué creen que pensará el autor de su canción favorita cuando está componiendo su próximo éxito o su próximo desastre? Miles de respuestas se me vienen a la mente, pero solo analizaremos una: Que todos los que vamos a escuchar su canción debemos ser como ella/el.
¡Claro! ¿Es muy pinche difícil de entender? Pues me avergüenza ser tu padre… O, no.

Todos los seres humanos que andamos revoloteando por este planeta de tipo enano rocoso estamos tan urgidísimos de transmitir nuestras ideas que buscamos todos los medios para que alguien más se entere de que existimos y diga “Me gusta como piensas”. ¡Já! Esa pedradota dirigida a mi cabeza la pude esquivar. Creías que uno va a caer en el error de su crítica, no necesariamente será en esta ocasión.

Los músicos además de querer bañarse en leche y tener posesiones materiales infinitas (Cleopatra´s Style) también quieren que sus ideas se queden grabadas en tu cabeza. Muy simple. Pues el problemón se desata cuando esas ideas te proponen un alcance al que no estás dispuesto a llegar (como quitarle la vida a tu vecino o dejar de ser homo sexual).

A la gran cantidad de los Jaliscienses le gustan los Corridos y las Rancheras –Je je, ya me estaba tardando, ¿”Edá”? – y les gustan más cuando son personas que se identifican con el oficio del que trata la canción; al igual que a otros les gusta que les canten acerca de la noche de antro o de cómo se desplomará algún día él Capitalismo en Norte América. Sin importar cual sea el tópico de la canción, todos esos compositores y “Performanceadores” *inserte conjugación correcta aquí* solo quieren que les des de tres a seis minutos de tu vida y después los hagas ricos. ¡Claro que no, mi estimad@! El asunto va más allá.

Quien dice en un verso que “el sistema apesta” es porque simplemente no está contento con él. Quien afirma que “los que se auto mutilan son unos tarados” es porque nunca lo ha hecho o sentido la necesidad de hacerlo. Quienes los escuchan se identifican (¡O NO!) con una… espera, ¿Qué? ¿Es acaso posible no identificarte con una canción y aún así que te siga gustando?
Exactamente ahí queríamos llegar.

No porque escuches una canción que habla acerca de que un tipo en una Lobo Tritón del año salió a pasear y le plantó tres plomazos a un cabrón estándar misceláneo porque lo vio feo, necesariamente vas a salir a hacerlo. Y sabes por qué, porque tienes SENTIDO COMÚN, y aunque no lo creas ese pequeño estado de lógica te va a decir que no te conviene adoptar todas las formas de comportamiento que escuches de tu artista preferido. Aunque hay cientos de casos en los que ese sentido se ve opacado por otro, el cual es el pobre Ego que no tiene identidad y con ansias busca una que parezca ser atractiva, en general la población suele ser muy normalita al respecto.

-Sí, yo sé, cientos de jóvenes se cortan los brazos y las piernas por que Tokyo Hotel dice que la vida es solo un gran pedazo de lágrimas, o los que vienen del Norte y tienen contacto con el narcotráfico piensan que es muy divertido salir a ponerte briago nada más para tener una razón para iniciar una pelea y matar a alguien o quitarle un ojo a botellazos ¿¡¿¡¿¡Pero qué tipo de población hace eso?!?!?!? Los estratos extremos, hijo mío –

Tu y yo podemos ser lo suficientemente elitistas como para saber que gracias al pequeño pero eficiente nivel de educación que tenemos podemos decir que cuando vemos que una persona sale armada a la calle, no nos gustaría convivir con ella ya que puede ser necesario que la use, y nosotros no traemos; o si uno de nuestros amigos es un depresivo incontrolable, tal vez lo mejor sea llevarlo al psiquiatra y si no dejarlo que se ahogue en su propia amargura. Admitámoslo, somos la clase media una pequeña sociedad que se auto defiende los excesos de la superior, aunque los envidiamos, y de las carencias de la inferior, aunque las tememos.

Como hay artistas a quienes les gusta expresar su estado de ánimo fumado con un solo virtuoso de media hora, hay otros que prefieren dos corcheas y una negra para hacer una canción bailable (Por ejemplo “El Sonidito” de la Banda MS).

No importa si a ti te guste llamar a los círculos, “círculos” o “elipses con excentricidad cero”, solo hazlo y así los otros lo llamarán como quieran y todo en armonía. ¿Sí? Pues no es tan fácil tampoco, pero por algo se empieza. No nos gusta saber que hay gente que reduce su calidad intelectual a tal grado como para deleitarse escuchando una letra que habla de que bueno es matar policías y militares, entonces simplemente aléjate de esas personas, te hará mucho mejor que estar intentando cambiarlas.

¡Oye! No me malinterpretes, para eso se inventó el término “Mandar a la chingada a alguien”.

Que pasen un excelente fin de semana

Dennis Francisco Montoya *cough, aguas con la Influenza*

“Stay True, Stay Fanfuckingtastictly Metal”

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